Actualmente México vive una de ola de violencia que se ha desatado a lo largo y ancho de las fronteras como no se recuerda en toda su historia, recuerdo en mi época de estudiante, existía cierto temor entre los amigos, de visitar la el Distrito Federal, sobre todo cuando el viaje era obligado para adquirir nuestros materiales escolares.
Este temor era bien fundado ya que en ese tiempo, la ciudad México y toda al area metropolitana estaba considerada como una de las regiones mas peligrosas del país, si no es que la mas. Ahora en nuestros días prácticamente no hay estado o población por mas tranquila que parezca, en donde no se cometan delitos y crímenes con lujo de violencia.
En general América Latina se ha caracterizado en los últimos años por la generación de muchos brotes de actos violentos. Países como Argentina en donde la pasión desmesurada por los juegos de Futbol ha desencadenado verdaderas tragedias, en Brasil y Colombia, los índices delictivos se han incrementado sustancialmente.
La situación de nuestro país no es menos critica, y me atrevo a decir alarmante sin afán de ser pesimista. Y es que no podemos negar nuestra realidad, vivimos presa de la delincuencia, secuestros, robos y una innumerable lista de delitos aberrantes desgraciadamente suceden a diario.
La impunidad y la ineficiencia de las autoridades son las causas principales de que todo este cáncer se incremente, la gente muere en las calles sin que nadie haga nada, los responsables huyen o salen de la cárcel, no hay eficiencia en la aplicación de las leyes o simplemente algunas son letra muerta.
Es increíble como podemos ver en las noticias pocas historias agradables que contar, las revistas y periódicos hacen una verdadera apologías de la desgracia ajena y ante la pregunta ¿ que vamos a hacer? La incertidumbre prevalece en nuestras calles o también como protegernos si no hay confianza en los cuerpos se seguridad e incluso hay ocasiones que se tiene mas temor a la policía que a los mismos criminales
Nuestra sociedad esta harta; así lo manifestó en la mega marcha del 30 de agosto, es un hecho que nosotros como ciudadanos repudiamos todas las atrocidades cometidas en contra de gente inocente, las veladoras la ropa blanca nos invitaba verdaderamente a suplicar por lo mas confiable, que es sin duda tenemos: la justicia divina. Sin embargo la duda permanece, parece que queda otra interrogante, y ¿ahora que es lo que sigue?
¿En verdad el gobierno tomara medidas mas drásticas, propondrá nuevas soluciones? Muchos funcionarios, profesionistas y analistas del tema han sugerido varias propuestas, que si la legalización de las drogas, que si la creación de la carrera profesional para formar policías en academias, la pena de muerte etc. En mi punto de vista toda opción que contribuya a la disminución de la delincuencia debe ser debatida y escuchada. Todos como sociedad debemos contribuir y exigir un estado de derecho, una vida en paz.
No debemos acostumbrarnos a la violencia, a tener armas en casa, a que los niños jueguen a la guerra, a que les guste matar gente en el video juegos. No nos acostumbremos a escuchar balaceras, a ver cadáveres y heridos, a las peleas callejeras. No nos acostumbremos a vivir como rehenes, a ser el primer lugar en secuestros. Antes tenemos que reclamar que se nos garantice el derecho mas elemental, a vivir.
Edgardo Sanchez
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